viernes, 28 de octubre de 2011

De cómo nuestra sociedad ha suprimido los niños.


Lo diré aun cuando parezca una paradoja.
Nuestra sociedad ha suprimido los niños.
Ya no hay niños. Lo que hay son viejos con pocos años.
El amargo escepticismo ; la desconfianza en todo y de todos ; la frialdad para los sentimientos más nobles son cualidades de nuestros jóvenes.
La prensa de todos los países se queja en estos días de los vicios que observan en los niños.
El alcoholismo hace más victimas entre los que aun son verdaderos niños que en los adultos.
Van siendo muy frecuentes los crímenes cometidos por muchachos de diez ó doce años.
Ahora bien ¿ quién tiene la culpa y el remedio de un mal tan grave ?
"Lo que no puede decirse", Pbro D. Ramón Berdejo, Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1905.

Otros capítulos: "De cómo a los niños hay que llevarlos á la escuela y al templo, porque si no se los lleva más que a la escuela resultan unas fieras", "Divertido sainete que resulta el feminismo moderno", "Los frailes son los únicos que saben resolver la llamada cuestión social", "Que los anticlericales resultan unos palominos atontados", "Que los ideales del librepensamiento se pueden comparar con el cólera morbo", "Una de las grandes calamidades de nuestro siglo son los libros", &c.

viernes, 14 de octubre de 2011

Cartas del lector.

Es bien sabido que la enseñanza de la matemática y la lógica no ha vuelto a superar el nivel alcanzado bajo la mirada de Aristóteles. Antes bien, ha seguido un camino descendente hasta nuestros días. Generación tras generación han sido expuestas a una versión cada vez más bastarda de la Ciencia de Ciencias.
Las causas son conocidas, aunque silenciadas. En nuestros establecimientos educativos se dedica más tiempo a la lectura de folletines, declarados como literatura, qué a la enseñanza de temas que exigen propiamente estudio y esfuerzo mental, no sea que nuestros niños se cansen, se aburran, o -quelle horreur!- aprendan. Adornamos las mentes de nuestros hijos con confetti humanístico, antes que construir cimientos de rigor filosófico.
Basta con ver el ejemplo siguiente, que muestra la ponzoña de que están llenas nuestras aulas. Vivimos días donde se les enseña a los niños que una demostración constructiva sirve para algo más que para demostrar existencia, y que ad dictum simpliciter es una forma válida de construir una inducción.  He ahí resumido el lastimoso estado de la civilización moderna.

285. Teorema. Cualquier múltiplo de un número admite los divisores de dicho número.
Sea 30 múltiplo de 6 ; digo que 2 y 3, factores de 6, dividen a 30. En efecto :
30 = 6 x 5 = 6 + 6 + 6 + 6 + 6
Pero, por hipótesis, 2 y 3 dividen a 6, luego dividirán a 30, su suma.
L. Q. Q. D.


Elementos de Aritmética con Algunas Nociones de Álgebra. G-M. Bruño, París, Procuradoría General. 20a Edición, 1925(?)


domingo, 9 de octubre de 2011

El Hacedor


El Señor Tetsu, el robot que pone el sello.